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La habilidad de ampliar perspectiva constantemente

La habilidad de ampliar perspectiva constantemente

 

Cuando los niños preguntan por primera vez: “¿Qué es eso?”, no es muy distinto a cuando un adulto se enfrenta por primera vez a una nueva especie de conífera hasta ahora no descubierta ni catalogada, y se pregunta: “¿Será esto un pino, u otra especie?”

Para unos pocos, quizás aficionados o botánicos de profesión, sería posible distinguir que aquel árbol, de ciertos parecidos y ciertas diferencias, es probablemente una especie enteramente nueva, completamente única. Para muchos otros, y por la particularidad del ejemplo, será desconocido, o irrelevante, o pasará del todo inadvertido.

Resulta que lo relevante de lo anterior, no es el árbol, ni la respuesta a la pregunta, ni tampoco el conocimiento necesario para dar con ella por medios propios. Lo relevante, es la aparición de la pregunta en primer lugar – la declaración consciente de desconocimiento.

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Volviendo al diagrama de los campos del conocimiento del artículo anterior, en el campo “sé que sé” no existen las preguntas. Es más, cualquier pregunta, por muy inocente, esquiva, o escueta que sea, es un acto de “no saber”, y pertenece infaliblemente al campo del “sé que no sé”.

Incluso, para los aventurados en tener siempre la razón, cuando la pregunta viene cargada de “saber”, por ejemplo: “¿Entiendes lo que acabo de decir?”, tiene implícita la intencionalidad de visitar lo desconocido – la incertidumbre de la respuesta de quien escucha.

“La búsqueda por la certeza bloquea la búsqueda de significado. La incertidumbre es la condición misma que impulsa al ser humano a desplegar sus poderes” – Erich Fromm.

El acto de visitar el campo “sé que no sé” de forma constante, tan constante que pareciera que nos mudamos al desconocimiento, pienso que da comienzo y desarrolla la habilidad más importante e infravalorada que podemos tener los seres humanos: La habilidad de ampliar nuestra perspectiva constantemente.

¡Alto! ¡Atención a la diferencia!

La habilidad de ampliar perspectiva constantemente es importantemente diferente a la habilidad de ampliar perspectiva (a secas). Si el lector se detuviera un segundo a reflexionar sobre la diferencia, estoy seguro que daría con sus propias conclusiones… Por lo que iré sin rodeos a lo fundamental: Cada vez que nos damos por satisfechos con y por nuestra vasta amplitud de perspectiva, hemos aceptado nuestra residencia definitiva en el campo del “sé que sé”.

Por lo tanto, mi invitación es a comulgar con la habilidad más profunda y relevante de todas: la habilidad de ampliar perspectiva constantemente – a través del interés por lo desconocido, del desafiar lo conocido, del hacer preguntas, del chequear, del mirar dos veces o más veces, del escuchar dos o más veces, del estar cómodos en el bosque de la incertidumbre y hacer de los paseos, recorridos, y visitas al campo del “no saber” una experiencia entusiasmante y de disfrute.